“El batir de las alas de una
mariposa puede provocar un huracán en otra parte del mundo”. Con estas escasas
palabras se puede explicar el famoso concepto llamado Efecto Mariposa.
Cada pequeño suceso, cada decisión, cada
impulso, cada una de las acciones que componen nuestro día a día repercuten
inevitablemente en el devenir de las cosas. No somos conscientes de hasta qué
punto todo aquello que hacemos afecta a nuestro futuro, ni debemos serlo
realmente, no podríamos entonces dejarnos llevar y disfrutar de la vida. Somos
miles de millones en este lugar llamado mundo, y cada uno de nosotros con
nuestros actos transcendemos en el vivir tanto nuestro como el de los demás. Lo
que Fulanito haga en la otra punta del mundo puede determinar qué a ti te pase
una cosa u otra. Y es por esto que no tenemos el control de nuestra vida, por
mucho que nos preparemos, que estudiemos, que entrenemos, que preveamos las
consecuencias de cada una de nuestras elecciones, por mucho que hagamos, no
tenemos el control, y esa ineludible verdad atormenta nuestra existencia. No
soportamos saber que el dominio de nuestra vida no nos pertenece, esa feroz
impotencia que nos hace buscarle un por qué, un motivo a todo aquello que se
salga de lo justo o lo previsto. Y es que tal vez sea en esa búsqueda de
respuestas, en esa búsqueda de darle un sentido a todo, donde acudamos al
concepto del destino, de que hay un plan para cada uno de nosotros, de que hay
un dios todopoderoso al que culpar o agradecer dichos acontecimientos. Pero,
volviendo al principio ¿y si no hay destino? ¿ y si lo que nos ocurre, no es
más que fruto de casualidades, de decisiones, o de los aleteos de una mariposa
en Nepal? Abruma, ¿verdad? Es más fácil
achacarlo al destino, confiar en que si las cosas suceden así es por alguna razón.
Destino versus azar, desde mi punto de vista al menos, es difícil posicionarse.
No obstante, ambas hipótesis
tienen un claro factor en común, y es que, sea un plan establecido, o sea fruto
del azar, podemos decidir. Nosotros los humanos, no sé si con nuestra
privilegiada o absurda inteligencia, tenemos la capacidad de analizar, de sopesar,
y decidir tras usar la razón. Podemos elegir si estudiar esto o lo otro, si
vivir aquí o vivir allá, si estar con esta persona o esta otra, y eso, sea
culpa de quien sea, siempre viene precedido de nuestra decisión. Que yo esté
escribiendo a estas horas de la noche estas absurdas reflexiones ha sido mí
decisión, por unos motivos o por otros, he sido yo quien ha decidido abrir el
Microsoft Word y ponerse a escribir, y eso da igual que haya sido parte de un
plan escrito que ha querido que piense todas estas memeces o fruto de que haya
dormido una siesta de 3 horas y no pueda dormir. Al fin y al cabo, por una u
otra razón, he sido yo en mi fuero interno quien ha tenido la última palabra. Nadie
nos salva de este trámite, ni el destino, ni el azar. Según el bando en el que
estés, desde luego tomarás tus decisiones con más preocupación o menos, y eso creo
que es lo hace que la inmensa mayoría prefiera creer en que todo tiene un por
qué. Pero al fin y al cabo, podemos afirmar que dentro de este mundo caótico e
injusto hay un hueco para nuestra voluntad, que nos pertenece algo de control
dentro de este descontrol.
Decía Shakespeare que “el destino
es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que jugamos”, y puede que
tenga razón. Tal vez no exista una cosa ni otra, tal vez exista una mezcla de
las dos. Tal vez haya un plan programado para tu vida, pero eres tú quien
decide, y tal vez con tus decisiones cambies el rumbo de dicho plan. El problema es que si la respuesta del "¿por qué pasa esto?" no es un "porque sí" o un "porque las cosas pasan por algo" te complicas un poco la existencia. No es muy alentador que digamos. Con esta actitud, probablemente te atormentarán aquellas cartas que no supiste
jugar bien, aquellos malos movimientos, aquellas jugadas impulsivas, los
faroles que fracasaron, los órdagos donde se pierde todo, te atormentarán tanto
que le pedirás al destino que baraje otra vez. Pero no te equivoques, pues
siempre habrá más cartas, más rondas, y más partidas que jugar. Por otro lado,
puedes pensar que si la partida salió mal, fue porque tenía que salir mal.
Puedes pensar que esa jugada fue así porque el destino lo quiso, y de esa
manera, aliviar tus preocupaciones y remordimientos. La vida está llena de
opciones, de posibilidades, de caminos, y aunque puedan ser bloqueados por
cosas que escapan de nuestro control, siempre podremos elegir. Y cuando digo elegir
no sólo hablo de acciones, también hablo de actitudes, y es que la actitud es
lo más importante de todo, y eso, afortunadamente, sólo la elegimos nosotros.
Por tanto, ¿cuál sería la
respuesta al “¿Por qué a mí?” del que hablábamos al comienzo? A esa respuesta
puedes llamarla de muchas maneras. Llámala destino, llámala que pasó porque
tenía que pasar, llámala injusticia, llámala azar. Francamente, no tengo ni la
más remota idea sobre cuál es el por qué, no sé si se trata de azar o de
destino, pero sí que hay algo que saco en claro después de tanta divagación, y
es que buscarle una respuesta no es la solución. La solución es aceptarlo, es seguir
adelante, es sonreír, y da igual a que se deba esa desgracia, bendición o
injusticia, si a un plan divino o a una
circunstancia aleatoria. Simplemente, hay que seguir mirando al frente, y
esperar que ese plan o ese aleteo, la próxima vez, sople a tu favor.
Me he salido un poco de la línea que he estado llevando con este blog, pero no pasa nada que le pongo una solución bien sencilla. Mis siguientes entradas guardarán relación con el tema que aquí planteo, usándolo un poco a modo de temática, por hacer algo diferente vamos. Escribir obviamente no es lo mío, pero si he escrito algo diferente no es por intentar demostrar algo de sabiduría, dármelas de escritor o estupideces diversas, en absoluto. Escribir las chorradas que se te pasan por la cabeza puede llegar a ser muy útil. Si algún día sientes que lo necesitas, pruébate, no te arrepentirás.
"Simplemente, hay que seguir mirando al frente, y esperar que ese plan o ese aleteo, la próxima vez, sople a tu favor."
ResponderEliminarMe encanta leerte :)
Muchísimas gracias :D
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