Sigo con la temática que propuse
en entradas anteriores. En este caso, por aquello que decía acerca del Efecto
Mariposa. Ese dominio que nuestro entorno ejerce sobre lo que nos sucede, el
cómo una suma de circunstancias ajenas a nuestra vida pueden repercutir en ella
y alterarla radicalmente. Para ello, voy a hacer mención a un monólogo de la
película del soberbio David Fincher “El curioso caso de Benjamin Button”. Soy
un gran admirador de Fincher, pero esta película me dejó con un sabor de boca
algo extraño, tal vez por las expectativas que tenía. Pese a ello, pienso que está repleta de grandes momentos que no deben caer en el olvido.
Dispone de grandísimas reflexiones y grandísimas secuencias. En este caso, voy
a destacar una secuencia formidable, tratada al puro estilo Fincher. Un discurso
que a cada segundo que pasa su clímax va en aumento, hasta llegar a un
inevitable desenlace que te deja sin pulso.
No hay mejor manera de explicar
cómo el más mínimo detalle puede ser tan trascendental. Un ejemplo práctico de
la Teoría del Caos, narrado magistralmente, orquestado con una dirección
sublime y acompañado de la música del gran Alexandre Desplat. La película, que
de 13 nominaciones de la Academia se llevó 3, es una adaptación del relato de
Francis Scott Fitzgerald, y es precisamente la historia que cuenta su gran
valedor para no perderse esta deliciosa obra. Una bella y original historia que
habla un hombre que nace con 80 años, y que conforme pasa el tiempo, va rejuveneciéndose,
mejorando, como el buen vino. Cabe también destacar la brillante interpretación
de Brad Pitt. Este intenso discurso habla de como un cúmulo de circunstancias aparentemente banales pueden afectarnos, impidiéndonos tener el control absoluto de nuestra vida. No obstante, y volviendo a lo que hablaba el otro día, pase lo que pase y sea cual sea el resultado de esa suma de circunstancias, la actitud nos pertenece, así que por mucho que nuestra vida pueda verse afectada, somos nosotros al final los que decidimos que clase de rumbo seguiremos.
En definitiva, no hay muchas
palabras que pueda añadir a esta pedazo de secuencia. Lo mejor que puedes hacer
es verla, y entonces entenderás mucho mejor todo aquello de lo que hablaba el
otro día en mi reflexión. Te dejo con el vídeo en cuestión, y debajo el discurso
escrito, aunque leerlo sin el visionado sería un gran desperdicio.
“A veces nos disponemos a estrellarnos
y no lo sabemos. Ya sea casual o deliberadamente, no hay nada que podamos hacer
al respecto.
Una chica en París se disponía a
ir de compras, pero se le olvidó el abrigo y volvió a por él. Cuando cogió el
abrigo sonó el teléfono, así que se detuvo a cogerlo y habló un par de minutos.
Mientras la chica estaba al teléfono, Daisy ensayaba para una actuación en la
Ópera de París, y mientras ensayaba, la chica, una vez hubo colgado el
teléfono, salió a coger un taxi. Un taxista se había bajado, tras dejar al
último pasajero, a tomar un café. Y mientras tanto, Daisy seguía ensayando. El
taxista que se había bajado, tras dejar al último pasajero, a tomar un café,
recogió a la chica que iba de compras y que había perdido el taxi anterior. El taxi
tuvo que detenerse para no atropellar a un hombre que había salido hacia el
trabajo cinco minutos más tarde por haber olvidado poner la alarma. Mientras
ese hombre, que llegaba tarde al trabajo, cruzaba la calle, Daisy había
terminado de ensayar, y se daba una ducha. Y mientras Daisy se duchaba, el taxi
esperaba afuera de la boutique a que la chica recogiera un paquete que no le
habían envuelto aún, porque la dependienta que tenía que envolverlo había roto
con su novio la noche anterior, y se había olvidado. Una vez envuelto el
paquete, la chica, ya en el taxi, vio como un camión de reparto se cruzaba en
su camino. Mientras tanto, Daisy se arreglaba. El camión se apartó y el taxi
pudo avanzar. Mientras Daisy, la última en vestirse, esperó a una de sus
amigas, a la que se le había roto un cordón. Mientras el taxi estaba parado,
esperando que cambiara un semáforo, Daisy y su amiga salieron por la puerta de
atrás del teatro.
¿Y si tan sólo una cosa hubiera
ocurrido de otra forma? Si ese cordón no se hubiera roto, o ese camión se hubiera
apartado segundos antes, o ese paquete
hubiera estado envuelto porque la dependienta no hubiera roto con su novio, o
ese hombre hubiera puesto la alarma y se hubiera levantado cinco minutos antes,
o ese taxista no se hubiera parado a tomar un café, o esa chica no se hubiera
dejado el abrigo y hubiera cogido el taxi anterior… Daisy y su amiga hubieran
cruzado la calle, y el taxi habría pasado de largo.
Pero siendo la vida como es, una
serie de vidas cruzadas e incidentes que escapan a nuestro control, ese taxi no
pasó de largo. Y ese taxista se distrajo un segundo. Y ese taxi atropelló a
Daisy y le destrozó la pierna.”
hola, no sabes lo que es un monologo. pones dialogos o parrafos.
ResponderEliminarno queria ser tan borde, me mola tu blog pero enserio pon bien lo que es un monologo :)
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